viernes, 28 de enero de 2011

Confesión de un corazón de porcelana.

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¿Cómo estás?... Probablemente cuando estés leyendo esto yo ya no estaré con vida. Me he portado muy mal, he sido muy egoísta... pero en verdad, si no te decía esto creo que me habría deshilachado.Antes era como mis hermanas, aquella diminuta habitación era todo lo que conocía y me sentía orgullosa de mi lugar en el estante de ébano. El tiempo no existía y mi vida sucedía en medio de una imagen estática.Permíteme darte un descripción de mi hogar, así entenderás mejor como fue que dí contigo.Viéndolo desde mi perspectiva, yo estaba junto a mis hermanas y hermanos en la repisa del fondo, ambas paredes estaban decoradas con flores y dulces de pintura y el suelo estaba tapizado de madera.Teníamos en una esquina una mesita adornada con un florero de cerámica repleto de rosas escarlata, son ellas las que venían acompañando esta solitaria nota, espero te hayan gustado. Quizá te alegre saber que no van a marchitarse, al provenir de aquí, la muerte para ellas no existe. Como he dicho en mi hogar los segundos no corren pero haz sido tú quien me ha dado el tiempo.Lo siento, me he desfasado un poco del tema,,,regresemos a la descripción.Perdona que tienda a errar, no estoy acostumbrada a escribir. Bueno... la pared que estaba frente a nuestro anaquel estaba prácticamente desnuda, en contraste al resto del cuarto; sin embargo, era la única que poseía un espejo. Era ovalado, bordeado con hermosos grabados en forma de flores. ¿Te ha parecido familiar?... sí, es el mismo espejo que se encuentra en aquella salita en la cual te sueles quedar dormido mientras compones canciones. En realidad  para mí no es exactamente un espejo, sino una ventana a través de la cual puedo observar tu mundo. Nunca había tenido interés en lo que sucedía detrás de aquel cristal. Como aquella casa permaneció deshabitada desde que tengo memoria, nunca me imaginé que existía un mundo en donde las cosas tenían su principio y su fin, donde siempre hay cambios. Sin embargo, aquella tarde, por alguna razón fui la única que sintió retumbar en su pecho la llave en el cerrojo de la casa. De inmediato, mi corazón comenzó a latir torpemente, poco a poco me iba despertando de un letargo que no sé cuando ni como comenzó.La rosa que adornaba mi cabello comenzó a deshojarse, ver flotar sus pétalos me asustó mucho y me hizo sentir triste el pensar que las cosas pueden acabarse. Después presté atención a voces, un hombre caminó frente al espejo hablando sobre algo de electricidad que no comprendí. Entonces te vi, sonreías como un niño sin prestar atención a las explicaciones del hombre que te mostraba la casa Te quedaste quieto frente a mi ventana, no sé exactamente que estabas mirando, pero lucías distraído. Uno de los pétalos de mi rosa tocó el espejo y lo atravesó emitiendo una suave luz rojiza.Bajaste la mirada y recogiste el pétalo, lo examinaste detenidamente, ¿por qué mirar por tanto tiempo el trozo de una flor? Te pusiste a buscar el sitio de donde había venido,¿no había rosas? no había nada. Me quede observándote, de la misma forma en la tú observaste el pétalo.¿Por qué contemplar por tanto tiempo a un humano? ¿Qué esperaba que hicieras? ¿Podías tú acaso apreciar la belleza de la muerte de las cosas como yo no había podido?.. ¿Podías tú amar la belleza rota, deshojada, marchita? Fue entonces que le sonreíste, tus labios se curvearon con tal sutileza que me pareciste hermoso. Guardaste con cuidado el pétalo y seguiste tu camino. Una lágrima resbaló por mi mejilla, mi primera lágrima. Quería verte. quería verte de nuevo.