sábado, 16 de noviembre de 2013

Días fríos.

Otra vez este frío congelándome por dentro, y yo busco el abrigo mas grueso y el rincón mas caluroso de la habitación.
Pero no tengo tus brazos.
Lo admito, quizás no debí haberlo hecho, pero te busqué.
Te busqué fuera, de día, cuando podía ver la nieve decorando los pinos y el lago convertido en hielo. Y esperé hasta la noche, hasta que comencé a ver las estrellas {sin ti}y volví dentro.
Me serví una taza de té, te serví café, y esperé sentada en el suelo.
Tu café ya estaba frío, y tu aún no habías llegado.
Te busqué dentro, en cada esquina de la casa, en cada recoveco, en la oscuridad y bajo la luz de la luna.
Coloqué el teléfono cerca de mi, por si llamabas, por si querías escuchar mi voz tanto como yo deseaba oír la tuya.Por si me necesitabas.
Sentí que cada segundo que pasaba me pesaba mas en los párpados, y contaba los minutos junto con las agujas del reloj.
Flexionando las piernas, en un impulso, me levanté. Mire por la ventana y solo encontré la sombra del bosque y un viejo coche con los faros averiados.
Entonces decidí dejar de esperar tu llamada y tu llegada.
Y me adentré en la cama helada, e inconscientemente, te busqué entre las sábanas.

Fue ahi cuando descubrí,que invierno era cuando no estabas,
 que frío sentía cuando no te tenía.